Decía un torero - parece ser que fue de D. Rafael Guerra, Guerrita- , uno de los califas de la tauromaquia cordobesa, que había “gente pa tó”. Y efectivamente entras en Internet y descubres que hay algo de verdad en ello.
Reconozco que desde siempre me han fascinado los bosques. Después de las ciudades, los bosques han sido los lugares en los que se desarrollan las grandes y, en ocasiones, las pequeñas historias. Se les describe en ocasiones como un espacio contrario a la civilización, y, sin embargo, en ellos no gobierna el caos, pues existe cierto orden vegetal. Han sido los bosques lugares de protección y refugio. Muchas veces son el escenario de gloriosas u horribles historias reales o fantasiosas. Lo que está claro es que el bosque lo conforman diversas especies y formaciones vegetales que ocultan, acogen, alimentan o protegen a todo tipo de comunidades.
Desde pequeño me atrajeron estos espacios inolvidables a la par que históricos como el bosque caducifolio de Sherwood en el que las hayas, los robles o los castaños amparaban a aquellos que huían de la opresión. Un marco similar tuvo que ser el idóneo para que se celebraran los “Aquelarres” cerca de las cuevas de Zugarramurdi o de las de Sara en el País Vasco y Navarra. La actual Selva de Irati en las cercanías de Ochagavía (Navarra) podría reflejar lo que fue en su momento estas espesuras boscosas del área atlántica.
Otoño en la Selva de Irati fotografía de Dani Powell obtenida de fotocommunity.es
No menos interesante fueron para los franceses e ingleses del siglo XIX el papel de los bosques las partidas de bandoleros que vivían en los bosques mediterráneos de Sierra Morena y que se ocultaban tras su garriga y su maquia. Este oscuro - o moreno, de donde le viene el nombre- paísaje vegetal, ya en el siglo XX, es el marco en el que se desarrolla la interesante historia real que nos relató Gerardo Olivares en magnífica película “Entrelobos”. En ellos los protagonistas, especialmente Marcos, el niño, se mueve en un paisaje de encinas, alcornoques, coscojas, cornicabras, cantuesos, jaras o romeros.
Vista de Sierra Morena (Obejo, Córdoba)
Historias no menos legendarias e igual de inolvidables se dan en bosques que han servido de excusa a los escritores de todas las épocas para dar un entorno a sus personajes literarios. La obra "El bosque animado" de Wesceslao Fernández Flores será el espacio que de cobijo a una toda una galería de personajes entrañables, encabezada por el bandido "fendetestas", un ladrón que se esconde tras un inmenso carballo, en medio de un precioso bosque gallego.
Paisaje vegetal de coníferas con helechos (Galicia)
Existen bosques que esconden especies vegetales y animales, pero también son un museo en si mismos. Un ejemplo concreto de ello lo tenemos en el bosque de Oma, en la reserva natural de Urdaibai, en Cortezubi (Vizcaya), en donde el pintor Agustín Ibarrola dotó a la naturaleza de vivos colores que decoran sus troncos.
Bosque de Oma pintado por Agustín Ibarrola
Un bosque de hayas y robles será también protagonista involuntario de algunas novelas del británico Ken Follet, tales como “Los pilares de la Tierra” o “Un mundo sin fin”. Sin embargo, no creo que exista una novela con más referencias a los bosques que la Trilogía de J.R.R. Tolkien que componen la obra “El Señor de los Anillos”. Y aquí es donde enlazo con el principio, pues me ha llamado la atención que un señor se haya dedicado a contabilizar las referencias a los bosques en esta obra , llegando a la referirnos los siguientes: Bosque Cerrado, Bosque de Abedules de Nimbrethil, Bosque de Brethil, Bosque de Chet, Bosque de Druádan, Bosque de Fangorn, Bosque de Firien, Bosque de Neldoreth, Bosque de Oro, Bosque de Región, Bosque del Ent, Bosque del Fardo, Bosque de los Trolls, Bosque Gris, Bosque Negro, Bosque Negro del Norte, Bosque Oscuro, Bosque Sombrío, Bosque Viejo y Bosque Vigilante. Como dijo el torero: “hay gente pa tó”.
La actividad que os propongo es la de investigar la vegetación dos de los espacios vegetales más relevantes de los existentes en España, aunque sean muy diferentes entre sí, como son, por un lado, la selva de Irati, y, por otro, la vegetación de la principal masa forestal del estado español, la Sierra de Cazorla. Para completar la actividad realiza las actividades interactivas(desde la 4 a la 8), correspondientes al estudio del bosque caducifolio y al bosque perennifolio.
Cerrada de Elias en la Sierra de Cazorla