miércoles, 29 de febrero de 2012

La ciudad en la que vivimos: quinta parte



En 1975, coincidiendo con un periodo de crisis económica mundial y que afectó especialmente al sector de la construcción, se producirá un nuevo proceso urbanizador que tiene características muy peculiares. Estas características serán comunes en el proceso urbanizador de España y también en nuestra ciudad.


Entre esos aspectos básicos destaca la consolidación urbana de aquellos espacios surgidos durante el segundo tercio del siglo XX (visible en los barrios de Santa Rosa, Ciudad Jardín, Sector Sur, Parque Cruz Conde, Fuensanta, Levante o Fátima), el descenso del ritmo de crecimiento poblacional en la ciudad entre 1975 a nuestros días, la crisis industrial en beneficio del sector terciario, así como de la expansión territorial o espacial de la ciudad por su entorno rural que ha permitido crear una orla urbana alrededor de la ciudad con urbanizaciones que se extienden tanto por el oeste (Poniente, Parque Azahara, Miralbaida) como por el este llegando la expansión de la ciudad hasta la circunvalación este y norte. Incluso la ciudad se ha expandido por núcleos rurales cercanos a la capital pertenecientes al municipio (Higuerón, Villarrubia, Alcolea, Santa María de Trassierra, Santa Cruz,…) o fuera del mismo (Villafranca, La Carlota, Almodovar,…).




Las razones de esta expansión se vinculan al encarecimiento del precio del suelo, a la mejora en los medios de transporte, así como en la descentralización de las actividades económicas. Resultado de todo esto es el nacimiento de una urbanización que presenta un aspecto difuso.
Entre las medidas que se aplican desde el inicio del año 1975 se encuentran en la aprobación de una nueva Ley del Suelo que da lugar a que desde 1978 a 1985 a la revisión de muchos planes de ordenación urbana vigentes y a la redacción de nuevos planes. Con esta ley se establecerá que las competencias del Ministerio de la Vivienda – MOPU - pasen ahora a los ayuntamientos, que desde esa fecha son los encargados del planeamiento de las ciudades, mientras que las diputaciones provinciales coordinan y cooperan en la redacción de dichos planes. A esto se le suma una nueva administración, la autonómica, por lo que desde esos años los protagonistas del desarrollo urbanístico van a ser tres: las Comunidades Autónomas, los Ayuntamientos y los promotores inmobiliarios.



Promotores y alcaldes serán los protagonistas del urbanismo desde la década de los 70 hasta hoy. En la imagen Rafael Gómez y la ex-alcaldesa , Rosa Aguilar , protagonistas en parte del urbanismo cordobés entre los noventa y la primera década del siglo XXI.


Con la transición política las transferencias autonómicas dejan a las Comunidades Autónomas la capacidad legislativa. Las Comunidades Autónomas han seguido manteniendo los Planes Generales de Ordenación Urbana (PGOU) que será competencia del ayuntamiento y que responde a unas características comunes como son la revisión continua de las densidades de construcción, la necesidad de hacer previsiones de espacios para infraestructuras (red viaria, equipamientos básicos) o la teórica preocupación por el medio ambiente urbano. Aunque son las Comunidades Autónomas las que tienen competencias en la revisión y aprobación final de dicho Planes generales de Ordenación Urbana.

Además de los PGOU, el ayuntamiento tiene la obligación de elaborar planes parciales, que concretan para cada zona el plano en materia de calles, plazas espacios verdes, equipamientos, etc… y planes especiales para ordenar aspectos específicos como las áreas vacías, las degradadas, el casco antiguo, etc.
Desde mediados los años ochenta los cambios vienen dados por la inicial superación de la crisis en el sector de la construcción, por la aplicación formal de los Planes Generales de Ordenación Urbana (PGOU), por la ampliación del sector bancario, por el aumento de la oferta pública de suelo para la gestión privada de viviendas, por el aumento de las viviendas de protección oficial (VPO), por la creación de viviendas sociales y por la rehabilitación de muchos centros históricos.



VPO en Córdoba


Sede de Vimcorsa, ocupando el Palacio del Duque de Rivas, también conocido como Carbonell. Fue restaurado por la misma empresa municipal Vimcorsa.

Desde los años 80 se generalizan la construcción de viviendas privadas y dentro de las mismas destacan los polígonos residenciales, en donde se continua tanto con la edificación cerrada y en altura, como por presentar una construcción abierta en bloques separados en donde existen zonas verdes y equipamientos planificados.
Igualmente ha habido una importante apuesta por la viviendas de protección oficial en esta época son viviendas que no superan los 90 m2 y que se benefician de las ayudas establecidas por el Estado mediante un decreto ley; por su parte, las viviendas sociales siguen siendo las destinadas a los sectores que viven en condiciones más desfavorables tales como núcleos de chabolas o en las U.V.A. pasando a convertirse en los "realojados". La rehabilitación, por su parte, ha sido una medida muy común para mejorar la calidad de las viviendas existentes mediante obras de conservación y mejora.

El proceso urbanizador en los años noventa presenta algunas novedades con respecto a periodos anteriores. En el plano urbano se peatonalizan las calles de los espacios más congestionados, recuperándolas como lugar público; las plazas se ensanchan y se ajardinan para devolverles su uso tradicional como espacio de encuentro y asueto.
En la edificación actual prosigue la política de rehabilitación de viviendas privadas y de edificios de patrimonio histórico.
A pesar de la entrada en vigor de una nueva ley del suelo a principio de los años noventa, que permitirá al ayuntamiento recuperar la posibilidad de crear suelo urbanizable, y que teóricamente le facultaba para limitar la especulación frente al incesante aumento de los precios de las viviendas, lo cierto es que se paralizó la idea de los noventa de humanizar las ciudades. En los años finales de los años noventa esta ley no ha impedido la aparición de casos de especulación de terrenos y de construcciones ilegales. Así los siete años primeros del siglo XXI se han caracterizado por el desarrollo de un modelo económico competitivo, y en muchos casos especulativo, donde se le ha restado importancia a la planificación urbana en beneficio de la brutal especulación urbanística, lo que ha llevado a un encarecimiento indecente de la vivienda. A esto se ha unido la falta de una legislación que defina con claridad los límites del crecimiento urbano, lo que unida a la "corrupción urbanística" que ha afectado a muchos municipios españoles. ¿Córdoba ha estado libre de ello? No me atrevo a dar una respuesta, pero lo que sí se puede afirmar es que vivimos en un periodo de gran complejidad urbanística.


Casas en la urbanización Carrera del Caballo (Córdoba)



En esta primera década del siglo XXI se ha apostado por un modelo de trama cerrada, con menor densidad que las de las décadas anteriores y que dan un uso colectivo al patio bien privado (jardines, zonas infantiles, piscina, pista de tenis, etc…) o bien público (manzanas – plaza de uso general) visible en Córdoba en barrios como el de Poniente.

Piso en Córdoba. Córdoba (Poniente Norte).

En estos últimos años se ha ido integrado en la ciudad las antiguas instalaciones industriales, por lo que algunos barrios obreros en esta década experimentaron cambios con respecto a su situación en el siglo XIX y el siglo XX. Por lo pronto parte de estas áreas se han incorporado plenamente a la ciudad. Los más próximos y mejor conectados se han revalorizado por su relativa centralidad y se han remodelado. Otros espacios o instalaciones industriales se han integrado en la ciudad en parte por la escasa dependencia que tienen ahora del ferrocarril.


Vial norte (Córdoba) en los antiguos terrenos de la RENFE




Por ejemplo, el plan RENFE en Córdoba ha permitido integrar en la ciudad un enorme espacio central en donde se combina la función residencial, los espacios de ocio (jardines,…),etc…Igualmente se han intentado integrar otros espacios que antes apenas se integraban con la ciudad como Miraflores.




Maqueta del proyectado Palacio del Sur del arquitecto holandés Rem Koolhaas. Esta es la apuesta del ayuntamiento de Córdoba por la modernización del área de Miraflores.




La expansión progresiva y a veces poco planificada de las ciudades ha provocado que la línea divisoria entre la ciudad y en campo vayan poco a poco desapareciendo. Esto ha permitido el nacimiento de nuevos espacios en la periferia urbana o área periférica del espacio urbano. Se caracteriza por su uniformidad (tipo de viviendas, composición de la población) y su paisaje varía según la estructura social de sus habitantes, desde el suburbio de chabolas a urbanizaciones de las clases privilegiadas, creando zonas suburbanas surgidas por la anexión de municipios limítrofes o bien por la aparición de un conjunto de unidades urbanas adosadas a una antigua ciudad (estas formaciones urbanas pueden tener una función productiva, surgidas para abastecer a la ciudad de productos alimenticios hortícolas o industriales, o bien residencial: ciudad dormitorio o urbanizaciones de esparcimiento), o dando lugar a un proceso nuevo que se conoce como rururbanización.





Casa y parcela en Majaneque (Córdoba)



Esta última consiste en que los espacios rurales cercanos a la ciudad que se van integrando en áreas urbanas dado el doble proceso de absorción y de succión que sufre ante la expansión o crecimiento de una ciudad.
Dentro de este proceso de expansión urbana también reseñar que desde los noventa en España se ha desarrollado un sistema de urbanización en base a las viviendas unifamiliares que se van a ir extendiendo por el área periurbana de las ciudades españolas. Responde a un nuevo concepto de barrio residencial formado por chalets adosados presentando por lo tanto una trama abierta y una edificación individual en vivienda exenta o adosadas y un uso frecuentemente residencial.

miércoles, 22 de febrero de 2012

La ciudad en la que vivimos: cuarta parte

Nuestra ciudad en el siglo XX vivirá un proceso expansivo. Al principio con lentitud y conforme avanzaba el siglo a un ritmo vertiginoso. Partíamos de una ciudad que apenas salía del contorno de lo que antes era la muralla. Esa ciudad presentaba una pequeña ampliación hacia el oeste a través de lo que actualmente es la Avenida de Medina Azahara. A un lado y otro de la Avenida se situaba el cuartel de la Guardia Civil y el Cuartel de San Rafael – hoy sede de Sadeco-. Enfrente la Facultad de Veterinaria, hoy Rectorado.


Calle Cuarteles Nuevos en las afueras de Córdoba, hoy Avenida de Medina Azahara. Al fondo la ciudad de Córdoba.


A principios de este siglo el límite sur era el marcado por la Ribera, el Santuario de la Fuensanta y los Jardines de la Victoria.










Vista de la actual Avenida de Vallellano desde el antiguo Hotel Palace (Córdoba)












Área de Vistalegre en Córdoba a inicios del siglo XX









En esta entrada haremos algunas referencias de lo que ocurre en la ciudad, pues esta se expande notablemente y en todas direcciones.





Jardines del Duque de Rivas o de "la Pergola" en Córdoba






Hacía el norte la ciudad se ampliaba por un barrio industrial vinculado a la estación, las Margaritas, y hacia el este se expandía poco más hacia el levante a través del Cuartel de Lepanto y por la Avenida industriosa que otrora fue Obispo Pérez Muñoz, hoy Ollerías. En las afueras de la ciudad y en dirección noreste quedaría la cárcel (Fátima) y más cercanos a las huertas de la Fuensanta y su santuario estaría el cementerio de San Rafael, que al igual que el de la Salud, se rodeaba como en el resto del contorno de la ciudad de casas humildes, alguna casa de labor, ventas en el antiguo camino de Sevilla (hoy dirección Palma del Río) y huertas.
A fines del siglo XIX llegó a España y también a Córdoba la idea y el deseo de mejorar las condiciones de vida en las ciudades. Esto llevó a planificar proyectos de ciudad jardín partiendo de la idea del urbanista británico Ebenezer Howard. En España y en nuestra ciudad esta idea se concretó en barrios de viviendas unifamiliares con jardín en zonas relativamente alejadas del centro de las ciudades.
Con todo el grueso de la población cordobesa de este primer tercio del siglo XX se concentraba en el casco histórico.



En la creación de estos barrios jugó un papel esencial la legislación de casas baratas de 1911 (modificada en 1922) que permitirá a los ayuntamientos expropiar el suelo y crear este tipo de barrios en principio para la clase obrera o media baja con el objetivo de suplir la necesidad de vivienda de la época. Estas casas fueron dadas en propiedad o alquiler mediante préstamos realizados a bajos intereses. Las Casas Baratas estuvieron localizadas en los alrededores de las ciudades, específicamente en aquellos lugares de poca urbanización, teniendo como meta ofrecer un lugar a los clientes caracterizados por la higiene y la sostenibilidad. Fueron realizadas con dos niveles como máximo y gestionadas mediante organizaciones públicas. Esto dio lugar a construcciones de ese modelo de casas unifamiliares de tamaño reducido y con pequeños jardines en ciudades. En principio y siguiendo este modelo surge una incipiente área urbanizada en Ciudad Jardín. Su nombre viene dado porque en primer proyecto de creación se contemplaban además del modelo de vivienda antes descrito, dotarlo de unos jardines y parques repartidos por toda la zona, aunque finalmente, debido a la necesidad de la población cordobesa, no ha tenido ningún parque hasta finales del siglo XX cuando se han abierto los Jardines de Juan Carlos I y el Bulevar Hernán Ruiz. La gran expansión de este barrio se producirá en la década de los 60.
A esto se le une la circunstancia del aumento poblacional en nuestra ciudad por lo que el trazado urbano irá paulatinamente sufriendo cambios conforme iba extendiendose en superficie y aumentando en ellas la población. En paralelo a esto las autoridades irán aprobando una legislación en materia de planificación urbana y de vivienda. Uno de las primeras medidas se aplicará durante la dictadura de Primo de Rivera. En 1924 se aprueba un Estatuto Municipal que obligaba a los municipios de más de 10.000 habitantes a redactar sus planes de ensanches.
En los años previos a la guerra civil prosigue la densificación de la zona centro de Córdoba y del casco viejo con esa mínima ampliación en la zona occidental alrededor de Ciudad Jardín y Avenida de la República Argentina.
Los años posteriores a la guerra civil fueron de depresión económica y de escasa actividad constructiva en nuestra ciudad que apenas sufre la devastación urbana de una guerra a diferencia de otras ciudades y pueblos de la provincia y de España en la que intervendrá la Dirección General de Regiones Devastadas en vigor desde 1939.
Tras la guerra civil en crecimiento urbano se ralentizó debido en gran medida al desabastecimiento que sufrían las ciudades y a la paralización parcial del éxodo rural. No obstante se produce un hecho relevante: la creación del Instituto Nacional de la Vivienda y el inicio de planes de viviendas a nivel comarcal y provincial. Se legisla sobre las expropiaciones, las exenciones de impuestos y los créditos baratos. Con todo la transformación urbana en los años cuarenta es poco significativa.
En este momento surge en Córdoba un barrio, el Zumbacón, formado por fueron las humildes chabolas y viviendas de autoconstrucción levantadas en estos años sin ningún tipo de norma urbanística ni incluso técnica. Era el barrio más pobre de Córdoba y su nombre estaba ligado a la miseria y al hambre.



Imagen del Zumbacón en los años 50.


En el año 1954 el Ayuntamiento de Córdoba aprueba la desaparición de la zona conocida como el Zumbacón debido a la malísima situación de la zona, con unas condiciones paupérrimas y la creación en su lugar de una zona verde. En los años 60 el alcalde Antonio Guzmán termina con las edificaciones. Sus habitantes fueron realojados por el Ayuntamiento de Córdoba entre otros, en Cañero.



Los años cincuenta y sesenta en la ciudad son otra historia y visibles en la aparición de otros barrios en Córdoba como son Cañero y Fray Albino. En estos años se inicia un proceso de expansión urbana por Córdoba visible en las Barridas de Cañero y Fray Albino. El Barrio de Cañero es un barrio construido en los años 1950. Cuenta con una superficie de más de 337.000 metros cuadrados. Debido a la creciente necesidad social de vivienda para los más necesitados, el Obispo Fray Albino crea la Asociación Benéfica La Sagrada Familia, entidad encargada de la compra-venta y realización de expropiaciones para la canalización de la construcción de viviendas sociales en favor de la población más humilde. Uno de sus proyectos es la construcción de viviendas en unas tierras donadas para tal efecto por el rejoneador Antonio Cañero.
En el año 1951 comienza a construirse el barrio que cuenta con una superficie de 337.335 metros cuadrados, de los cuales 51.500 metros cuadrados son donados por parte del rejoneador, algunos solares donados por el Ayuntamiento y las expropiaciones y compra-ventas realizadas por la propia Asociación.
La primera entrega de llaves, se adelanta, a pesar de no estar terminadas las mismas, al 29 de abril de 1953 con motivo de la llegada del General Franco, quien hace entrega de llaves a mil propietarios. Estos comienzan a ocuparlas entre mayo y junio del mismo año, recibiéndose quejas por la falta de electricidad en viviendas y calles, a las que no llegarán hasta meses más tarde, aunque no con la tensión necesaria. En febrero del año 1955 se entrega otras 800 viviendas, aunque las calles siguen sin iluminación.
El 24 de marzo del año 1956 el Obispo inaugura la parroquia del barrio, aunque por aquel entonces, todavía el alumbrado de las calles no ha llegado, debido entre otras razones, a la escasez del cobre. No será hasta el 24 de octubre de ese mismo año, cuando el Ayuntamiento que ya se había hecho cargo de la iluminación, procede a la implantación del mismo.
Aunque ya iluminado, el barrio sigue sin terminarse completamente, quejándose los vecinos de la deficiente infraestructura; no existía por entonces el pavimento ni el alcantarillado, así como servicio de autobuses, ni de teléfono. La ausencia de pavimento convertían en intransitables sus calles inmersas en polvo o lodos, según la época del año, llegando por ello a ser denominado este barrio como "barro Cañero". En total se construyeron 1.856 viviendas siguiendo el proyecto del arquitecto municipal Carlos Sáenz de Santamaría, además de dos grupos escolares, una iglesia y un cine-teatro. Las edificaciones son de tipo casa unifamiliar al estilo de las construidas en la misma época en el Campo de la Verdad.



Imagen actual de la Plaza de Cañero


El aumento poblacional debido en gran parte al éxodo rural y el déficit en número de viviendas darán lugar a una extensión en forma de mancha de aceite de la ciudad en parte propiciada por decisiones legislativas de importancia como son la Ley del Suelo y Ordenación Urbana (1956) que revisa los planes anteriores y supone la intervención del Estado en materia urbanística y un intento de crear instrumentos de lucha contra el caos urbanístico y la especulación. Con esta ley el suelo se divide en tres categorías: urbano (que permitía solicitar la licencia para edificar), de reserva urbana (que indicaba la dirección del crecimiento urbano) y rústico (donde se admitía cierta edificabilidad, lo que permitió crear muchas segundas residencias). Pero apenas tuvo aplicación en la práctica. Al año siguiente, en 1957 se crea el Ministerio de la Vivienda que tendrá una delegación en nuestra provincia. Un ejemplo de ello lo tenemos en el barrio del Naranjo, antaño conocido como Barrio de Bella Vista, es un barrio situado en el distrito Norte Sierra. Este barrio surgió a principios del siglo XX a partir de infraviviendas que fueron construyéndose poco a a poco. El plan general de Urbanismo de 1958 vino a reconducir gran parte de las edificaciones existentes.
Todo ello dará lugar al mayor crecimiento urbano en Córdoba y en España coincidente con la década de los sesenta, conforme el franquismo entra en la fase desarrollista, Igualmente este desarrollo urbano se basaba igualmente en el desarrollo industrial.
Esto se aprecia por ejemplo en el Barrio del Parque Cruz Conde un barrio situado en el distrito Poniente Sur en la zona occidental del casco histórico de Córdoba. La creación del barrio fue contemplada en el PGOU de 1958, cuyo desarrollo urbanístico comprendía, entre otras, la creación del Parque Cruz Conde, zona ajardinada de 42 hectáreas, así como la construcción de centenares de casas, como natural expansión de la ciudad. Las primeras casas, 218, fueron entregadas en el año 1967.
Igualmente importante será el periodo que va desde 1961-1976 ya que se aplica en el Plan Nacional de la Vivienda que genera la aprobación y revisión de Planes Generales de Ordenación Urbana de la ciudad.
En el casco histórico desde principios de siglo irá lentamente cambiando de fisonomía. Las Tendillas adquieren el papel central que en siglos anteriores había tenido La Corredera. No sólo es el centro neurálgico de la ciudad, sino también el social, el económico y cultural. Esta hegemonía se mantendrá hasta finales del siglo XX, aunque vea cambios como la desaparición de algunos edificios emblemáticos como el "Hotel Suiza".



Antigua Plaza de José Antonio, hoy Las Tendillas en Córdoba









A partir del año 1960 se aprecia un proceso de destrucción debido al intento de sacar la máxima rentabilidad en el suelo.Esto provocará la desaparición de algunos edificios de importancia histórica así como un cambio en el trazado de algunas calles o la apertura de otras nuevas. Igualmente la trama se densifica para aprovechar más el espacio y con una morfología que no guardaba relación con la tradicional. Esto se hizo visible en algunos edificios del centro histórico (Calle Gondomar, Concepción o Claudio Marcelo), así como en otros de barrios como San Lorenzo, Lucano, etc…El centro vivirá en este década un fuerte proceso de terciarización como centro de negocios y comercial, y perdiendo poco a poco su valor residencial. El resultado de esta evolución será una fuerte saturación, al confluir en esta zona el tráfico urbano, los empleados de los negocios y el público, ocasionando problemas de congestión en las calles y deterioro de los edificios por la contaminación y las vibraciones del tráfico.
En 1970 se intentó luchar contra el crecimiento en forma de mancha de aceite de la ciudad mediante la creación de polígonos de descongestión en las vías de acceso a la ciudad que dará lugar también a barriadas marginadas en el espacio y en los servicios.
Coincidiendo con el desarrollismo van apareciendo en las ciudades españolas una nueva trama urbana, una nueva morfología así como una nueva realidad en la estructura de las ciudades ya que la extensión urbana hace difícil determinar los límites de la ciudad. Surge entonces la franja periurbana o suburbana, en la que se mezclan usos del suelo y formas de vida propios del campo y de la ciudad. Por otro lado, también se modifican las barriadas obreras y las instalaciones industriales de las ciudades que crean una orla o periferia alrededor de las ciudades. En su expansión las periferias urbanas se estructuran en diversas áreas que se caracterizan por sus contrastes morfológicos, funcionales y sociales: los barrios residenciales, las áreas industriales y las áreas de equipamiento.
Los barrios residenciales de la periferia de las ciudades españolas durante el franquismo tuvieron una enorme expansión, aunque en la mayor parte de las ciudades surgen de forma descontrolada no cumpliéndose con las normas antes citadas o cumpliéndose parcialmente. La razón de esta expansión se encuentran en el importante éxodo que se vivirá tras la guerra civil y la postguerra hacia las ciudades. Las actuaciones se presentan en distintas clases:
Los barrios marginales de infraviviendas o chabolas surgen sobre el suelo ilegal (rústico o verde) y sin organización urbanística. Las viviendas son autoconstruidas, con graves deficiencias y careciendo de los servicios elementales agua, luz, saneamientos). Estos barrios alcanzan su máxima extensión en la década de los 50 dado el masivo éxodo rural. En los años 60 se incorporaron con lentitud las dotaciones básicas y se inició algún proceso de renovación y sustitución por bloques en altura. En la década de los 80 y 90 se procedió a campañas de erradicación del chabolismo y de realojamiento de la población en viviendas sociales, construidas en los propios barrios o en nuevas periferias.
Los barrios de vivienda de promoción oficial tuvieron su máximo desarrollo entre 1940 y 1960. En este periodo se intentó paliar el tema del alojamiento y se crearon más de 400.000 viviendas “protegidas” con ayudas estatal y con limitaciones en el precio de la vivienda. Casi siempre se adoptó por barrios de trama abierta, con zonas libres entre viviendas. La edificación, en viviendas unifamiliares o bloques, se caracterizó por la monotonía, la pobreza de materiales y la baja calidad constructiva. Estas carencias dieron y dan todavía lugar a políticas de rehabilitación para recuperar edificios y dotar a los barrios de equipamientos básicos (escolares, deportivos, sanitarios). El barrido del Sector Sur responde en gran medida a este modelo con su Pabellón Deportivo (El de la Juventud), sus equipamientos culturales (El desaparecido Cine Andalucía), sus Colegios (Colegio Andalucía , antiguo Colegio Generalísimo, o San Juan de Dios) o sanitarios (el centro de salud de la carretera de Cádiz.



Algunas barriadas de promoción oficial fueron las UVA (Unidades Vecinales de Absorción), construidas en tres o cuatro meses como barracones prefabricados, con carácter provisional para un período máximo de de cinco años cinco años, aunque se mantuvieron 25 años más – por ejemplo en Córdoba pasó con las barriadas de Las Moreras y Las Palmeras-, los poblados de absorción (para alojar a chabolistas) y los poblados agrícolas (para absorber la a la población del campo, como Algallarín en Córdoba).Esto ocurrió en Córdoba con la Palmeras y las Moreras Estos barrios nacieron entre 1963 y 1964 para alojar a los damnificados por las inundaciones de febrero de 1963 que sufrió la ciudad de Córdoba. Se crearon una serie de Albergues provisionales para aquellas personas que vivían en el Campo de la Verdad, Veredón de los Frailes y de otros lugares de la periferia de la ciudad. Llegaron a vivir unas 5.000 personas en casitas de 45 m²., que albergaban a familias principalmente numerosas. Fue el Instituto Nacional de la Vivienda proyectó en los años 60 una serie de “Albergues provisionales” diseñados por el arquitecto Rafael de la Hoz Arderius. Se construyen ante el problema de la vivienda en Córdoba muy acentuado por inundaciones de estos años, para que funcionaran en régimen de alquiler. Las nuevas construcciones se ubicaron en el Pago de los Aguijones (Las Moreras), y otras en la carretera de Palma del Río, en el Barrio de Las Palmeras. Las casas, con una superficie de unos 45 metros cuadrados, estaban prefabricadas con tableros de material prensado y tejados de planchas de uralita. Tres habitaciones, una cocina, saloncito, un servicio y patio constituían la vivienda que se proyectaron para ser ocupadas durante dieciocho meses (viviendas provisionales) y duraron más de treinta años. Estos albergues provisionales se llamaron entre la población cordobesa, "las casitas portátiles"



A este tipo responderían las edificaciones de "La Letro". La Letro, contracción de la Sociedad Española de Construcciones Electromecánicas (Secem) que había que simplificar de alguna manera. Fue la entrada de la ciudad en la era industrial moderna. Creció en las lejanías del casco urbano y dio nombre a un barrio que forjó a varias generaciones de cordobeses orgullosos de ser de la Electromecánicas.

La barriada Electromecánicas II es, posiblemente, la más emblemática de las tres que SECEM construyó para sus obreros en Córdoba. La importancia de tales asentamientos está fuera de toda duda, pues constituyen el único ejemplo de urbanismo desarrollado en la ciudad por parte de una compañía industrial, y se trata, por tanto, de tres barrios obreros por definición.Construida durante la primera mitad de la década de 1940, Electromecánicas II se levantó justo frente a la zona industrial.



Los polígonos de vivienda de promoción privada surgieron a partir de 1960. Se crearon de forma aislada y mal conectados entre sí. Se adoptó una trama abierta en bloques o torres de vivienda colectiva. Dado el proceso de rápida urbanización de la época y de fuerte especulación del suelo se levantaron bloques de fachada geométrica, a veces en forma de H, de altura y densidad abusiva y que han creado un paisaje urbano monótono, que da lugar a barrios que se asemejan a “colmenas” o barrios dormitorio. Esto se hace visible en Ciudad Jardín, Parque Cruz Conde, el Sector Sur, Santa Rosa o Levante pueden ser ejemplos de una expansión medianamente planificada, al igual que Miralbaida o Parque Azahara ambos en la zona de poniente.











Gran Vía Parque en Ciudad Jardín de Córdoba




También hubo un crecimiento de un área que podemos calificar de oficial. En estos años sesenta y setenta la ciudad ve florecer un barrio administrativo en la zona conocida como Vistalegre, enmarcada entre la barriada de Ciudad Jardín, Avenida del Conde Vallellano y el Cementerio de la Salud. Allí se ubicarán los Juzgados, la actual Subdelegación de Gobierno (antiguo Gobierno Civil) o el edificio conocido como de los Ministerios, etc...

martes, 21 de febrero de 2012

La ciudad en la que vivimos: tercera parte


Plano de Córdoba en 1851



La ciudad industrial que surgirá a partir del siglo XIX y que se desarrolla a lo largo del siglo XX también dejó sus muestras en nuestra capital, aunque unas sean más significativas que otras. Por ejemplo, la ocupación francesa de Córdoba que tendrá lugar entre 1808 y 1814 dejará su sello de identidad. Las medidas implantadas por las autoridades francesas sobre nuestra ciudad tendrán como objetivo el modernizar y racionalizar la ciudad ocupada. Entre las diferentes reformas urbanas y algunas administrativas en la ciudad por la que apostaron los franceses tendremos desde la reforma cultural de la ciudad con la creación o impulso de la Academia de Ciencias, Bellas Letras, y Nobles Artes, hasta la construcción de diferentes cementerios con una finalidad básicamente higiénica, pasando por la inauguración de los Jardines de la Agricultura, por la realización del trazado del primer plano de Córdoba de 1811, así como el proyecto de la navegabilidad del río Guadalquivir. Destaca el caso de los dos primeros cementerios de Córdoba como son el de Nuestra Señora de la Salud y el de San Rafael, ubicados por aquel entonces en las afueras de Córdoba.

Puerta del osario del Cementerio de la Salud en Córdoba, cuyas se iniciaron en octubre de 1810 y que, en apenas siete meses después, junio de 1811 se dieron por terminadas.


A lo largo del siglo XIX y parte del XX y gracias al proceso industrializador aparecerán dos modelos de ciudades. Uno, visible notablemente en nuestra ciudad, corresponde a una vieja ciudad que se irá modificando y en su modificación se van a producir cambios importantes en el trazado urbano (derribo de murallas, aparición de grandes rondas, etc...), mientras que ,el segundo, que responde a un nuevo proyecto urbano y que apenas será visible en el XIX, aunque ya será apreciable durante el XX con la aparición de nuevos barrios industriales.
La razón por las que nuestra ciudad cambia ligeramente a lo largo del siglo XIX se encuentra en el aumento demográfico, el impacto de medidas políticas y económicas y la nueva situación social con una sociedad que marca diferencias entre burgueses y obreros.
La ciudad irá creciendo lentamente a lo largo del siglo XIX pasando de los 40.296 habitantes en 1834 a los 58.275 habitantes del año 1900.
Las circunstancias políticas también se reflejan. En Córdoba la desamortización de Mendizábal (1837) y, más tarde, la de Madoz (1855), se reflejan en la ciudad, notándose especialmente la primera sobre las propiedades de las órdenes eclesiásticas. Especialmente relevante será la desamortización de la orden de San Francisco, que dotará de un importante espacio en la zona cercana a la Plaza del Potro, compás de San Francisco y cercanías de La Corredera. Igualmente la expropiación de los mercedarios supone la incorporación de espacios en las proximidades del actual Palacio de la Merced, que se convierte en la sede de la Diputación Provincial de Córdoba. Algo similar ocurre en otros puntos de la ciudad, como la desamortización de parte los edificios de la Plaza de Capuchinos 1855) que ponen suelo a disposición de la burguesía urbanao en la sierra de Córdoba, donde el Monasterio de San Jerónimo pasa a la propiedad de los Marqueses del Mérito.



Palacio de la Merced

Las circunstancias económicas también se reflejan con la llegada del ferrocarril a la ciudad. Para 1865 entra en funcionamiento la estación de Córdoba que integra igualmente un amplio hinterland ferroviario que ahocará a la ciudad durante la mayor parte del siglo XX.
Evidentemente en la ciudad se representó la dicotomía de la nueva situación social entre lo burgués, nuestro ensanche particular, y lo obrero, ya sea en fábricas, ya sea en las viviendas. El éxito - aunque muy parcial - de la revolución industrial en Córdoba provoca un cambio social importante. Dos nuevos grupos sociales se van a oponer social y urbanísticamente: la clase burguesa y la clase obrera. El resultado de esto será la aparición de barrios burgueses y barrios para obreros.
El barrio burgués se localizaban en la zona más céntrica y elegante de la ciudad, en el Gran Capitán, en la Calle Claudio Marcelo y Alfonso XIII, visible en sus calles anchas y , en el primer caso, formando una amplia avenida y con todos los servicios públicos de la ciudad. En esta zona burguesa se pudo dar una estratificación en alturas: en los pisos primero y segundo (las mejores viviendas, con vistas al exterior) viven las ricas familias, mientras que en las buhardillas y pisos altos o en las zonas interiores vivían los más humildes.



Imagen de la calle Claudio Marcelo


Avenida del Gran Capitán

Frente a ellos, los barrios obreros que se localizaban en la periferia urbana, junto a las industrias o cerca de la estación de ferrocarril, que representan en Córdoba el lugar más contaminado, o en el extrarradio formados por pequeñas viviendas, muchas veces de autoconstrucción, donde se hacinaban las familias, con calles no estaban empedradas y que carecían de servicios públicos (agua, cloacas y transporte). Especialmente relevantes de este pasado son las grandes chimeneas que todavía están plantadas en algunas calles, plazas y jardines de nuestra ciudad y que se localizan en las actuales Ollerías (antigua Avenida Obispo Pérez Muñoz) y en la Huerta de la Reina. No obstante, en determinados puntos del casco viejo cordobés se ubican algunos pequeños talleres artesanos que darán trabajo a la clase obrera de la ciudad.



La proyección del Paseo de la Victoria a finales del siglo XVIII, tuvo como consecuencia la necesidad de la creación de espacios ajardinados fuera de los cascos históricos para uso y disfrute de los ciudadanos. De esta manera se planteó la creación de los Jardines de la Agricultura por parte del alcalde Badía y Leblich, siendo inaugurados estos en 1811. Posteriormente el Ayuntamiento adquirió estas tierras en 1866 para la creación de este Jardín que aún hoy en día perdura.

Postal de los Jardines de la Agricultura


Debido al ya citado aumento de la población, así como a la llegada del ferrocarril, la segunda mitad del siglo XIX se tradujo en una progresiva demolición de las puertas y murallas de la ciudad que rodeaban a la ciudad desde hacía más de 19 siglos. Empezó en 1852 con la Demolición de la Puerta del Rincón. En la década de los 60 de ese siglo caen las puertas de Gallegos, Sevilla, Malmuerta y Baeza. Entre 1870 y el 1895 caen el resto: Andújar, Plasencia, Misericordia y Puerta Nueva. El derribo de este "corsé" impuesto por la ciudad anterior dará lugar aparecerán a unas circunvalaciones y unas calles que mejoran las comunicaciones entre el centro y las crecientes periferias donde se construyen viviendas de un importante desarrollo vertical.




Puerta de Gallegos con la muralla antes y después de su derribo



Puerta de Osario en la muralla medieval de Córdoba, junta a ella una fábrica de Chocolate ("La sultana")

En el plano de nuestra ciudad se abre una gran vía, la Avenida del Gran Capitán, que será concebida como el nuevo ensanche burgués de la ciudad, una calle amplia y larga, jalonada de los edificios representativos del nuevo momento histórico para la burguesía local, que une la ciudad histórica con la estación de ferroviaria.



La avenida del Gran Capitán se planteó como parte del ensanche de Córdoba destinado a la burguesía de la ciudad. Este paseo se inicia con un eje central peatonal , ajardinado en sus bordes en el año 1859.



En los edificios que jalonaban esta nueva arteria se instalaron las funciones terciarias principales tales como el comercio de lujo, la banca, las sedes de las principales empresas, los casinos (el de Labradores y Mercantil), los teatros o los cafés de moda.
En la trama del casco antiguo se empezarán a densificar las edificaciones sobre todo de la zona centro. Los edificios en el centro crecen en altura tendiendo a desaparecer la vivienda unifamiliar en el centro, cosa que no ocurre en los barrios del casco histórico que permanecen fieles a la vivienda colectiva y a la estructura de patio tradicional.
Como vemos la actuación planificadora se aplicó solamente en los espacios ocupados por la burguesía. Estas actuaciones primero se materializará en los planes geométricos para la expansión urbana - obligatorios en España desde 1846- ; más tarde entran en vigor los planes de alineación de calles aplicados desde 1853, que regulaban el trazado de las calles y la necesidad de que sean rectas, de una anchura determinada y organizadas en manzanas regulares; y por último, entran los planes de saneamiento que responden a las ideas higienistas sobre la salubridad en la ciudad.
El alumbrado público comienza a organizarse en el año 1831. Mediante una Real Orden, se organizaba el alumbrado público de los 713 faroles y 221 reverberos alimentados con aceite. En 1841, se había aumentado hasta 954 farolas y hacia 1850, el alumbrado llega al Campo de la Verdad, con la instalación de 43 faroles. En 1865, se da inicio a la iluminación mediante petróleo, mediante la instalación de 903 reverberos. En 1870, comienza el alumbrado por gas.
Sin embargo, el proceso de implantación de alumbrado por gas no fue rápido, ya que hasta 20 años después, se tiene constancia de la subasta de la utilización de petróleo para el alumbrado público. Fue en el año 1893 cuando hizo acto de presencia la electricidad en la fábrica de harinas de Santa Cándida y San José y la a Compañía Cordobesa de Electricidad. Es en el año 1895, cuando la primera empresa de electricidad y encargada del suministro, se instala en la ciudad y comienza a ofrecer sus servicios de electricidad en el Barrio del Espíritu Santo.



Vistas de la Ribera sin la presencia del "Murallón"

Conocida popularmente como la obra del Murallón, esta la obra tenía como objetivo el proteger la ciudad de Córdoba del paso del río Guadalquivir por Córdoba. Aprobado en el año 1792 la construcción del murallón entre el Molino de Martos y la Cruz del Rastro, no se comenzó el mismo hasta el año 1802, aunque la invasión francesa del año 1810 y la grave situación política y económica de la época, retrasaron hasta mitad del siglo la continuación de las obras que apenas habían defendido a la ciudad de Córdoba.
Fue el alcalde, el Duque de Hornachuelos el que revitalizó el proyecto de la obra del Murallón, para la finalización de esta fase de la obra. En 1854, tras la finalización del murallón como tal, se centró la atención en la adecuación y ampliación entre el Molino de Martos y la Cruz del Rastro del nuevo Paseo de la Ribera.



En las ordenanzas municipales del año 1884, se detalla minuciosamente la organización y administración de la ciudad, que estuvo hasta bien entrado el siglo XX. Estas ordenanzas se dividen en seis Títulos: Gobierno y Administración de la Ciudad; Protección y Seguridad Personal; Higiene Pública; Abastos; Comodidad, Ornato y Construcciones; Policía Rural. Estas ordenanzas deciden la división administrativa de la ciudad en ocho distritos vinculados con 8 parroquias.

domingo, 19 de febrero de 2012

La ciudad en la que vivimos: segunda parte


Evolución de la Kurtuba musulmana con su Medina rodeada por la muralla y los arrabales rodeando toda la ciudad. En la imagen inferior vista de los restos de los arrabales aparecidos en la zona de Poniente (imagen obtenida de arqueocórdoba.com)












En 716 Córdoba, la Corduba romana se transforma en la Qurtba o Kurtuba islámica, se convierte en capital de provincia, dependiente el Califato de Damasco. En mayo de 756, Abderramán I se proclama emir; nace el Emirato independiente de Córdoba. En 929 el estado pasa a ser el Califato de Córdoba, dirigido por la dinastía Omeya, y fue cuando la ciudad alcanzó su máximo apogeo demográfico. Córdoba ya era una de las ciudades más pobladas de la Tierra, con unos 250.000 habitantes, y alcanzó su máximo apogeo en el año 1000 con unos 450.000 (según algunas fuentes, sobre 1.000.000 de habitantes, aunque no se ha demostrado, pero que podría ser dada la extensión de las muchos arrabales cordobeses que han ido apareciendo conforme la ciudad ha crecido, especialmente hacia Poniente), siendo un centro financiero, comercial y cultural de primer orden. En esta época se terminó la Mezquita de Córdoba y se edificaron a sus afueras las lujosas ciudades de Medina Azahara o Madinat-al-Zahra ("Ciudad de La Flor") y Medina Azahira o Madinat al-Zahira ("Ciudad Brillante").







Plano de la ciudad palatina de Medina Azahara





En el terreno cultural se alcanzó un gran esplendor, contando, durante el califato de Alhaken II con la mayor biblioteca del mundo de su tiempo, con más de 400.000 volúmenes (según fuentes árabes más de 1 millón). A la cabeza de la red urbana islámica en Al- Andalus estaba la capital, Córdoba, la ciudad más importante del Califato, que superaba los 250.000 habitantes en 935 y rebasó los 500.000 en 1000 (algunos historiadores aún hablan de 1.000.000 de habitantes, basándose en recientes hallazgos arqueológicos de dimensiones superiores a las esperadas, cumpliendo muchas de las crónicas hasta ahora tenidas por exageradas), siendo durante el siglo X una de las mayores ciudades del mundo y un centro financiero, cultural, artístico y comercial de primer orden. Según fuentes árabes, bajo Add –al – Rahmán III , la ciudad alcanzó el millón de habitantes, que disponían de mil seiscientas mezquitas, trescientas mil viviendas, ochenta mil tiendas e innumerables baños públicos.
La ciudad musulmana también aparece reflejada. El mejor exponente lo tenemos en la Mezquita y en su entorno, aunque igualmente aparecen integrada en los muros de muchas iglesias (San Juan de los Caballeros, Santiago, San Lorenzo, etc...), en las esquinas de muchas calles o en el interior de bastantes patios cordobeses. No sólo se conoce lo espectacular, pues con la ampliación de la ciudad hacia el oeste han aflorado los muchos e importantes arrabales que se extendían en esa y en otras direcciones.







Plano de la medina de Córdoba bajo dominio musulmán






Las ciudades musulmanas como nuestra Kurtuba eran el centro de la vida política, económica, religiosa y cultural. En ellas vivía gran parte de la población. Una muralla con varias puertas, que se cerraban por la noche, rodeaba las ciudades islámicas medievales. La parte más importante de la ciudad era la medina, donde estaban los edificios más destacados. Las calles de la medina eran estrechas e irregulares y formaban auténticos laberintos. Alrededor de la medina se disponían los arrabales y los barrios más pobres, donde se situaban los talleres más ruidosos o malolientes, como es el caso de las curtidurías, donde se curtía el cuero.
El centro de la vida política era el alcázar, un recinto fortificado donde vivían la autoridad local y sus funcionarios. La vida religiosa giraba en torno a la aljama o mezquita mayor, aunque había templos más pequeños distribuidos por la ciudad.
En cuanto a la vida social y económica, se desarrollaba alrededor del zoco o mercado. Los comerciantes guardaban las mercancías en grandes almacenes, llamados alhóndigas, desde donde se distribuían a los comercios locales. La población de las ciudades estaba formada por artesanos, comerciantes y un numeroso grupo de vendedores ambulantes, sirvientes y esclavos.












Ciudad musulmana tipo






Pero no todo es eterno y la ciudad se vio superada por los acontecimientos históricos. Los beréberes, ayudados por el rey Sancho de Castilla, se apoderaron de Medina Azahara, símbolo del esplendor califal, en el año 1010; la incendiaron, la saquearon, y casi la redujeron al estado de destrucción en que se encuentra en la época actual (según atestiguan las ruinas que hoy se excavan y estudian). En la construcción de muchos edificios de la Córdoba posterior se utilizaron sillares procedentes de este palacio.
Con los almohades perdió su condición de capital de Al-Andalus, lo que significó el inicio de su decadencia. Esta decadencia se aviva con la toma de la ciudad por los cristianos a finales de diciembre de 1235, cuando consiguieron apoderarse, de las torres que había hasta la Puerta de Martos y, al amanecer, los cristianos eran ya dueños de las torres, del muro y de la puerta de Martos, que abrieron a fin de dar paso a la caballería cristiana, que aguardaba fuera de la ciudad, lo que provocó la huida de la población musulmana de la Axerquía, que intentó refugiarse en la zona de la villa, al tiempo que los cristianos, en espera de refuerzos, comenzaron a atrincherarse, pues su inferioridad numérica era patente. El 7 de febrero de 1236 llegó a Córdoba el rey Fernando III a fin de socorrer a los cristianos que se hallaban sitiados en la Axerquía. Finalmente, después de un asedio de varios meses y pérdidas las esperanzas de recibir ayuda, los cordobeses musulmanes rindieron la ciudad a Fernando III, con la condición de respetar la vida de la población, que no debería ser atacada mientras abandonaba el territorio. Las tropas de Fernando III hicieron su entrada en la ciudad de Córdoba el día 29 de junio de 1236.
Durante el reinado de Fernando III de Castilla, se comenzaron a construirse nuevas iglesias (algunas de ellas sobre antiguas iglesias destruidas por los musulmanes), hasta alcanzar el número de catorce, las actualmente conocidas como iglesias fernandinas. Siete de estas iglesias estaban localizadas en la villa (Santa María, San Nicolás de la Villa, San Juan, Omnium Sanctorum, San Miguel, San Salvador y Santo Domingo de Silos) y siete en la Axerquía (San Nicolás de la Axerquía, Santiago, Santa Marina, San Pedro, San Andrés, San Lorenzo y la más antigua, la Magdalena). Éstas se caracterizan por su transición del románico monacal, al gótico castellanizado, y en las mismas se pueden apreciar una sólida fábrica, artesonados mudéjares y arcos de nervadura en ojiva. La ciudad se dividió en 14 collaciones (barrios), de acuerdo al Fuero de Córdoba, otorgado en 1241 y coincidentes con esas 14 iglesias. De éstas permanecen hoy en día las iglesias de la Magdalena, San Lorenzo, San Pablo de Córdoba, San Pedro de Alcántara, San Francisco y San Eulogio de la Axerquía, Santiago, San Andrés, San Nicolás de la Villa, San Miguel, San Agustín y la capilla de San Bartolomé.







Mapa de Córdoba con las Collaciones cristianas





En el año 1315, durante el reinado de Alfonso XI, se edificó la actual sinagoga, bajo la leyenda, que hoy en día se puede seguir observando de "Santuario en miniatura y morada del Testimonio (o Ley) que terminó Ishap Moheb, hijo del señor Efrein Wadowa el año setenta y cinco. ¡Asimismo vuélvete, oh Dios, y apresúrate a reconstruir Jerusalén!".
Años más tarde, en 1328, bajo el reinado y la dirección del mismo rey se acometió la reconstrucción del actualmente conocido como Alcázar de los Reyes Cristianos, convirtiéndose en la residencia real en Córdoba, produciéndose el acondicionamiento de unos baños y la construcción de diversas estancias interiores. Enrique IV lo amplía convirtiéndolo en palacio, añadiéndole patios, jardines y baños.
También, durante el reinado de dicho rey se inició la construcción de la Real Colegiata de San Hipólito, para conmemorar la victoria sobre los benimerines en la Batalla del Río Salado, que no se llegó a terminar hasta el siglo XVIII, y donde actualmente se encuentran enterrados dicho rey y, su padre, Fernando IV.
Enrique II de Castilla mandó edificar en 1369 la Torre de la Calahorra en el extremo sur del puente romano para defenderse de un probable ataque de su hermano Pedro I de Castilla. Dicha decisión la tomó tras la batalla del Campo de la Verdad, en la que se enfrentó con su hermano. La defensa original había sido levantada por el emperador Octavio Augusto aunque a dicha fecha se encontraba en ruinas.






En 1408 se terminó de edificar la Torre de la Malmuerta, por orden del rey Enrique III. Según la leyenda el nombre de Malmuerta viene dado por el asesinato que llevó a cabo un caballero ascendiente de los marqueses Villaseca, sobre su mujer, a la que había juzgado culpable de adulterio, sin que fuese cierto. Al darse cuenta de su error, suplicó su perdón al rey, siendo condenado a levantar esta torre expiatoria, en recuerdo de la noble dama que, por sucumbir sin culpa, había sido mal muerta.
El Alcázar de los Reyes Cristianos, fue centro de mando para la conquista de Granada por parte de los Reyes Católicos que se establecieron en ella en 1478, con lo que la corte estuvo varios años en la ciudad.
En el año 1523 se comenzó a levantar la actual Catedral de Córdoba, siendo obispo de la ciudad Alonso Manrique, trabajando en ella los principales arquitectos castellanos y encargándose su dirección a Hernán Ruiz I, siguiendo tanto los cánones góticos como los renacentistas. Su hijo Hernán Ruiz II continuó la obra siguiendo un estilo manierista.
En los edificios el espíritu renacentista y barroco no será ajeno a nuestra historia, pues muchos son los edificios tanto civiles como eclesiásticos en estos estilos que contribuyeron a nuestro actual legado patrimonial. Igualmente el neoclasicismo aparece representado.
Durante el renacimiento, en 1560 el arquitecto Hernán Ruiz II construyó la Casa de los Villalones, también conocida como palacio de Orive. Su estilo sobrio la hacen más semejante a los monumentos del renacimiento italiano que del plateresco. En su interior se encuentra una de las huertas urbanas más grandes del casco histórico de Córdoba.






Palacio de los Villalones también conocido como Palacio de Orive





Este mismo arquitecto empezó a levantar la iglesia de la Compañía en 1564. En 1570, se construyeron las Caballerizas Reales por orden de Felipe II, en parte de los terrenos del Alcázar de los Reyes Cristianos, con la intención de que sirviese de criadero de caballos de raza al servicio de la Corona.
En 1571, también bajo el reinado de Felipe II, y con motivo de la visita que realizó este rey a la ciudad, se construyó el denominado Arco del Triunfo o Puerta del Puente frente al puente romano, en la denominada puerta de Algeciras. Diseñado por Hernán Ruiz III, consta con un único vano, de dintel configurado por dovelas y a cada lado de éste dos columnas dóricas sobre basamento almohadillado que sostienen un entablamento rematado por una gran cornisa.


Vista de Córdoba desde el sur (año 1600). Se observa la nula ocupación de la zona al sur del Guadalquivir


También durante el siglo XVI se construyó la Plaza de la Corredera, en una gran explanada que existía a extramuros de la ciudad. Ésta se ha utilizado tanto para celebrar corridas taurinas como para juegos de caña (de ahí su nombre). Su configuración actual proviene del proyecto del arquitecto Antonio Ramós Valdés, quien construyó un rectángulo semirregular de 113 metros de largo y 55 metros de ancho, en 1683, siguiendo el modelo de las plazas mayores castellanas.






Imagen de la Plaza de la Corredera






Posteriormente, con los Austrias, a pesar de que construyeron la Puerta del Puente y la plaza de la Corredera y se realizaron las cortes de 1570 con Felipe II, Córdoba vio cada vez más disminuida su importancia y su población.






Imagen del Hospital Salazar del sigo XVIII hoy Facultad de Filosofía y Letras





En el siglo siguiente durante el reinado de Felipe IV tuvo lugar el motín del pan debido a la escasez de trigo. La ciudad pasaba por un crítico período del que los Borbones tampoco supieron sacar a la cuidad que iba sumiéndose en una mayor decadencia; lo que no obsta para que se construyesen importantes retablos barrocos y algunos palacios.
Entre los primeros, destacan los realizados por Gómez de Sandoval, y entre los segundos, el Colegio de la Compañía. También, en este momento comenzaron a erigirse los Triunfos, monumentos muy característicos, dispersos por varias plazas de la ciudad, con San Rafael arcángel al que los cordobeses son muy devotos coronando una columna; se construyeron también la conocida plaza de los Dolores y el Colegio de Santa Victoria, de Ventura Rodríguez.









Imagen de la Plaza de Capuchinos inalterada desde sus inicios entre los siglos XVII y XVIII








En esta época y debido a diversas epidemias, sequías, y malos gobernantes en la ciudad, la población se redujo a apenas 20.000 habitantes (año 1700). Se inicia así la decadencia de Córdoba.







Vista del casco histórico de Córdoba